29 may 2011

EN UNA EPOCA DE CONTROL...mayo de 2010.

Sigo apoyado en una frase, esperando el fin de la poesía, un fin que en peor de los casos es una declaración de silencios, porque el error se convierte en terror a tener los bolsillos ahogados en pobreza, en esa sensación de boca seca, hambrienta de por si acasos, y las manos deslizándose sobre este papel ejecutando el acto, en una especie de masturbación sin placer, mientras lo único que queda es el triunfo de la razón sobre el corazón.
Tengo un libro, antes lleno de letras de utopías, que ahora se han convertido en casas para miles de formulas matemáticas que pretenden descifrar secretos, que únicamente se justifican en el ocultismo, porque la tendencia a infinito, no te exime de vivir, no te exime de la obediencia, son los números que nos numeran los que van tallando a ras de suelo nuestra libertad, números uniformados, números verdes…. motorizados o a pie… son los números que llevan la pistola a la cintura, ellos explican lo inexplicable, deshojando un tiempo que pinta todo en colores grises, convirtiéndonos a todos en recuerdos aplastados en grafitis de otros siglos…. Por que antes ese libro empezaba así… “un fantasma recorre Europa”, y sigo apoyado en ese suspiro que no borraran…
  Sigo apoyándome en ese espacio atemporal, sin alma, ni cielo..mientras los niños agitan banderolas de algún partido políticos, al cual podemos acceder en tiempos de rebajas de la moralidad, y de la coherencia,  en una sociedad atada de pies y manos, e incapaz de dar un solo paso… para acercarnos un poco mas los unos a otros.
   Hace calor supongo que puede ser algún nivel de infierno, poco a poco, supongo que acabaremos perdiendo la memoria histórica, mientras desde sus poltronas la reinventan, como una nueva metamorfosis se transforma una y otra vez, el gran hermano, mientras nuestra memoria en solo un segundo, cerramos los ojos y ya no hay dolor, dejamos nuestras palabras, e ideas en el desierto, nos vestimos como el rey vestido de aire con la ropa que nos hace felices, y los labios se agrietan en la mentira hasta cortar como el cristal… ¿alguien espera recuperar esos recuerdos?  Imposible, los dragones de la cotidianidad queman nuestros diarios mientras olvidamos vivir, en algún punto de este siglo XXI.

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